viernes, octubre 21, 2005

Atomship - The Crash of '47

Puede que ya os haya dicho antes que musicalmente me gusta que me sorprendan. No es ninguna gilipollez, el mundo del rock es muy cerrado e intransigente, sobre todo el del rock duro o metal y derivados, es complicado sacar de su endófago mundillo a un power o speedmetalero, aunque solo sea para una breve escucha de punkrock Ramoniano. Aunque a estas alturas creo ya tenéis claro que mis gustos musicales están bastante repartidos, sí soy muy cojonero con lo que no me gusta pero tengo unos cuantos artistas o bandas favoritas dentro de cada estilo, dentro y fuera del rock.

Yendo al grano, Atomship ha sido una de esas escasas bandas que me han sorprendido, y me toca los cojones, y me los toca porque hace más de una año que sacaron su disco de debut y poco se ha oído de ellos. Estos tres chavalines han hecho uno de los mejores discos de metal de los últimos años y aquí la gente se ha quedado como si oyera llover, me cago en la puta ostia. Este disco no es inmenso por muy poco, porque todavía les falta un poco más de tablas y madurar musicalmente, pero joder que me caiga el techo encima si no es por realmente poco. Sus influencias son bastante evidentes, tienen momentos que recuerdan a Tool o a A Perfect Circle, sus momentos más thrash están cercanos a los Metallica o Megadeth de principios de los 90, e incluso me comenta Stone que alguna parte le recuerda a Pink Floyd, pero también se nota que están curtiendo un estilo propio almagamando todo esto.

Lo que de momento es evidente es que es una banda de grandes contrastes, con momentos muy íntimos, acústicos y de repente arrebatos violentos con un doble bombo atronador. El batería es una máquina de matar a baquetazo limpio que de repente te hace un ritmo jazzístico cojonudo, como en la tremenda Agent Orange. El cantante tiene una voz muy versátil, más que parecida a la de Maynard de Tool, que se luce en cortes como los de Plastic People o la preciosa balada Withered.

El album está lleno de cortes imprescindibles como Day of Daze, estupenda combinación de melodía y contundencia, o Dragonfly. Olvidaos de una vez por todas de esta panda de gañanes tipo Nickelback que nos venden como el nuevo metal, esto sí que os va a hacer volar la cabeza.

También es que ¿Como podría resistirme a un disco cuyo título hace referencia a Roswell y su segunda canción está dedicada a la gran Mothra, la polilla gigante protectora de la humanidad que luchaba contra Godzilla? Lo sé, soy un friki, pero creedme, como estos tios vayan a mejor se va a cagar la perra.

miércoles, octubre 12, 2005

Charlie y la Fábrica de Chocolate

Tras mi ausencia me ha tocado ponerme al día con todo, la casa, el trabajo, actualizar el antivirus, aprender a bailar batuka (parece ser que ahora “si no sabes bailar batuka no eres nadie”), leerme el estatut e intentar que los “amigos” dejen de comportarse como si no hubiera vuelto (¡HIJOS DE PUTA!). Así que empezaré por daros la brasa con peliculas y disquitos que he consumido ultimamente.

Fuera de gilipolleces de si este Willy Wonka no se parece al del libro, lo cual me suda la polla, no lo he leido y a estas alturas no lo haré; lo que sí que tiene Johnny Deep es pinta de muñeco de latex y no digamos esos dientes plasticosos, que está para meterle dos ostias.

Primero voy a aclarar que no estoy de acuerdo con esa supuesta recuperación de Tim Burton tras Big Fish, la cual me parece igual de insulsa que sus dos anteriores bodrios, simplemente tiene una carcasa similar a sus primeras creaciones pero dentro es igual de hueca que una Sleepy Hollow, por ejemplo. Aquí tenemos tres cuartos de lo mismo, la historia ya está más que masticada, deglutida, digerida y defecada, no nos trae nada nuevo a parte del curro en el diseño y ni tan siquiera los personajes son ni mínimamente inteligentes, tanto que mientras la veía no podía contener mis ganas de darle una patada en la boca a todo el que aparecía en pantalla, supongo que ese sentimiento era premeditado en el caso de los padres y los niños, a los cuales además habría hundido de buena gana en ese rio hasta que sus púberes pulmones solo contuvieran chocolate. Pero es que todos son ostiables, Charlie, sus padres, sus putos abuelos y los jodidos enanos de los cojones cantando ininteligibles canciones cada vez que se cansaban de sodomizarse entre ellos. Solo tuvo “algo” de gracia el numerito a lo Kiss.

Nada destacable y mucho despreciable. El final ya terminó de joderme la digestión y tuve que potar en la calva del de delante.

martes, octubre 04, 2005

Tallskogs a la mierda (3ª parte)

He estado escribiendo la continuación de esta historia y dándole vueltas para que no fuera un puto torro, pero es un puto torro. La estancia en Tallskogs no fue interesante en lo más mínimo, el master fue un rollazo impresionante y la única tía que allí había era una andaluza estrecha y endiosada que físicamente no estaba mal, pero sus conversaciones anodinas y egocéntricas me aburrían lo indecible.

Lo más interesante fue irme con Roberto (mi compañero de habitación) a los conciertos de Turbonegro y Hellacopters sin tropezarnos con el insoportable de Fededico. Roberto no es ni mucho menos un rockero, pero tiene un graciosísimo humor maño con el que me partía el culo, y como buen zaragozano se apuntaría a quemarse a lo bonzo a falta de un plan mejor. Los conciertos fueron cojonudos, los Turbonegro estuvieron pletóricos, manejaban al público a su antojo y nos dieron un espectáculo en todos los sentidos, quien no haya visto los números que se marcan estos seres en vivo tiene un asunto pendiente con el entertainment, en especial ese número que hacen con el culo, un tubo y un mechero, no digo más :D Musicalmente hicieron un repaso a todos sus grandes clásicos, I Got Erection, Don´t Say Motherfucker, Motherfucker, The Age of Pamparius, Get It On, eché en falta más canciones de sus dos últimos discos, que para mi gusto han sido cojonudos. Todo lo contrario de Hellacopters, que básicamente basaron su repertorio en sus últimos lps, algo que no me extraña en absoluto, puesto que están en su mejor momento musicalmente hablando después de abandonar, aunque no del todo, sus influencias punk para hacer un rock clásico acelerado que te pone las pilas en un ras que te plas. Pensaba que se moverían más por el escenario, pero aparte del guitarrista que parece que le den convulsiones mientras hace sus megalíticos solos, nadie más se menea mucho del sitio.

A parte de esto, poco más interesante, la comida estaba de puta madre aunque demasiado calórica y he vuelto con unos cuantos kilos de más. El profesor, Erik, era lo más monótono que he oído yo a un ser ¿humano? hablar el inglés, más bien parecía uno de estos programas que le escribes el texto y lo dicen como si fuera Stephen Hawkins. Hododoso, hasta Fededico estaba de acuerdo.

No os podéis imaginar lo que me alegro de estar de nuevo aquí y de dormir en mi cama que, eso sí, es mucho más cómoda que esos bloques de hormigón que llaman colchones por allí arriba.