Charlie y la Fábrica de Chocolate
Fuera de gilipolleces de si este Willy Wonka no se parece al del libro, lo cual me suda la polla, no lo he leido y a estas alturas no lo haré; lo que sí que tiene Johnny Deep es pinta de muñeco de latex y no digamos esos dientes plasticosos, que está para meterle dos ostias.
Primero voy a aclarar que no estoy de acuerdo con esa supuesta recuperación de Tim Burton tras Big Fish, la cual me parece igual de insulsa que sus dos anteriores bodrios, simplemente tiene una carcasa similar a sus primeras creaciones pero dentro es igual de hueca que una Sleepy Hollow, por ejemplo. Aquí tenemos tres cuartos de lo mismo, la historia ya está más que masticada, deglutida, digerida y defecada, no nos trae nada nuevo a parte del curro en el diseño y ni tan siquiera los personajes son ni mínimamente inteligentes, tanto que mientras la veía no podía contener mis ganas de darle una patada en la boca a todo el que aparecía en pantalla, supongo que ese sentimiento era premeditado en el caso de los padres y los niños, a los cuales además habría hundido de buena gana en ese rio hasta que sus púberes pulmones solo contuvieran chocolate. Pero es que todos son ostiables, Charlie, sus padres, sus putos abuelos y los jodidos enanos de los cojones cantando ininteligibles canciones cada vez que se cansaban de sodomizarse entre ellos. Solo tuvo “algo” de gracia el numerito a lo Kiss.
Nada destacable y mucho despreciable. El final ya terminó de joderme la digestión y tuve que potar en la calva del de delante.
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