Días de luto
Este blog ha permanecido varias semanas en riguroso duelo negro, por la muerte de dos de los más grandes pensadores y reveladores de nuestro tiempo, me refiero claramente a Joaquín Luqui y al Dr. Jiménez del Oso. Ambos inmersos en la ardua tarea de descubrirnos la verdad que había ahí afuera, ya se tratara de sicofonías abdubtoras o ese nuevo cantante que llegaría a ser 3, 2 o 1 (pero eso tu y yo ya lo sabíamos no?).
La muerte del Papa también me afectó, principalmente por el puto coñazo de las televisiones, que en dos semanas apenas retransmitian otra cosa que no fueran imágenes de su cadaver y de la gente haciendo cola, luego la cosa se redujo un poco cuando le enterraron, tampoco mucho puesto que con especiales sobre su vida, el cónclave y las quinielas del nuevo pope me han revuelto el estómago más que las elecciones vascas. Y ahora en pleno amago de nuevos retortijones con lo de que las fumatas son como el vino que tiene Asunción (que ni es negro ni es blanco ni tiene color), coge y me llama esta tarde un compañero de "La Sociedad": "Jimi, habemus Papam", a lo cual he contestado "no me digas, Ratzinger?" Es que se veía venir, para un sector de la Iglesia (del que todos conocemos su nombre), el señor Karol Wojtyla había sido demasiado "modernete" y "abierto" y pedían mano dura, así que, que mejor opción que elegir al "Cardenal de hierro"? Pero cielo santo, si Juan Pablo II ha sido de lo más conservador y la iglesia no ha perdido más creyentes por su simpatía y su acercamiento a los jóvenes y a los medios de comunicación. Pero hoy ha quedado claro que la política para los nuevos tiempos es el endurecimiento de la doctrina, con un señor que ataca por igual a la izquierda y al liberalismo (vamos que ya se ve de que pie cojea y me da que va ser el diestro). Al menos su predecesor, de cruzada con el marxismo, dijo aquello de "el comunismo es un tronco hueco, pero el socialismo no está carente de verdades", mientras comenzaba a alejarse de señor Reagan al comprobar que su "liberalismo" también distaba mucho de buscar el beneficio del pueblo. Si es que hasta para ser Papa hay que tener estilo.
La muerte del Papa también me afectó, principalmente por el puto coñazo de las televisiones, que en dos semanas apenas retransmitian otra cosa que no fueran imágenes de su cadaver y de la gente haciendo cola, luego la cosa se redujo un poco cuando le enterraron, tampoco mucho puesto que con especiales sobre su vida, el cónclave y las quinielas del nuevo pope me han revuelto el estómago más que las elecciones vascas. Y ahora en pleno amago de nuevos retortijones con lo de que las fumatas son como el vino que tiene Asunción (que ni es negro ni es blanco ni tiene color), coge y me llama esta tarde un compañero de "La Sociedad": "Jimi, habemus Papam", a lo cual he contestado "no me digas, Ratzinger?" Es que se veía venir, para un sector de la Iglesia (del que todos conocemos su nombre), el señor Karol Wojtyla había sido demasiado "modernete" y "abierto" y pedían mano dura, así que, que mejor opción que elegir al "Cardenal de hierro"? Pero cielo santo, si Juan Pablo II ha sido de lo más conservador y la iglesia no ha perdido más creyentes por su simpatía y su acercamiento a los jóvenes y a los medios de comunicación. Pero hoy ha quedado claro que la política para los nuevos tiempos es el endurecimiento de la doctrina, con un señor que ataca por igual a la izquierda y al liberalismo (vamos que ya se ve de que pie cojea y me da que va ser el diestro). Al menos su predecesor, de cruzada con el marxismo, dijo aquello de "el comunismo es un tronco hueco, pero el socialismo no está carente de verdades", mientras comenzaba a alejarse de señor Reagan al comprobar que su "liberalismo" también distaba mucho de buscar el beneficio del pueblo. Si es que hasta para ser Papa hay que tener estilo.
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