(Perros Perdidos vol.3) JEFF BUCKLEY

Jeff Buckley

No voy a andarme con rodeos y tonterías, ya había quedado clara mi escasa imparcialidad cuando hablo de la música que me gusta, pero en este caso va a ser absoluta, completa y descarnadamente nula: Jeff Buckley fue un genio y su álbum "Grace" es una obra maestra de la música de todos los tiempos. No creo que exagere nada cuando digo que ha sido el artista más llorado de la última década, y aquellos que a día de hoy continúan encabezonados en que se le idolatra por su prematura muerte o por no se que otras estúpidas razones, deberían callar sus bocazas por vergüenza y por amor a conservar su integridad física.

Buckley recibió dos dones de los dioses, su sensibilidad para la composición de piezas rebosantes de belleza y pasión y su prodigiosa voz de ángel, tierna, potente y con esa sensación de que en cualquier momento se desgarrará… El vacío que dejó en nuestros oídos y corazones es tan inmenso que, comprobado con otros amantes de su música, nos vemos obligados a escuchar su obra casi semanalmente.

La obra de Buckley es mínima, un directo de cuatro canciones publicado en otoño de 1993: "Live at Sin-é", y ese pedacito de paraíso llamado "Grace", editado en verano de 1994 (cielo santo, que maravillosos fueron aquellos días). La crítica estaba entusiasmada con este portento, aunque el público en general lo recibió fríamente, pero poco a poco iba solucionándose gracias a que tuvo unos estupendos embajadores en Page, Plant, Elton John, Chris Cornell, Bowie… que se deshacían en halagos a este niño prodigio e iban llegando los premios a nivel internacional y los discos de oro.

Jeff, de carácter tímido, agobiado y acomplejado por la fama, actuó en numerosas ocasiones bajo seudónimos y desconectó del mundo durante una temporada hasta que en 1997 comienza a grabar en Memphis, por su cuenta, unas demos para su proyecto de próximo disco “My Sweetheart the Drunk”. Mientras esperaba a que llegara el resto del grupo para iniciar la grabación, fue a bañarse con un amigo al río Mississippi, que se lo llevó para siempre lejos de nosotros. Tras esto se publicaron las citadas demos bajo el título “Sketches from My Sweetheart the drunk” y unos cuantos directos, y hace poco también aparecieron nuevas ediciones de "Live at Sin-é" y "Grace" con algún descarte, y si hacemos caso a la madre de Buckley, que arduamente se ha encargado de supervisar las ediciones y que no sufran adulteración alguna, ya no quedaría nada por publicar. Siempre nos será dolorosamente escasa su obra, siempre apetecerá poner ese disco una vez más: la desesperadamente pasional “Mojo Pin”, la desgarradora “Grace”, la amargura de “Lilac Wine”, sentir ese profundo amor de “So Real”, la belleza poética de esa grandiosa versión del “Hallelujah” de Leonard Cohen, y de nuevo el amor girándote la vida en “Lover, You Should've Come Over” o como te inunda su voz y te pone los pelos de punta con el “Corpus Christi Carol” de Benjamin Britten o su momento más rockero y presagiador en “Eternal Life” y el milagro de “Dream Brother”. No puedo ser más descriptivo, sería absurdo y vacío, debéis escucharlo.
Me despido de vosotros hasta la próxima entrada escuchando la tristeza de un amor que se marcha en “Last Goodbye”.